"La Reina y sus Vasallos" es una adaptación de “La princesa y los
siete bandoleros”. Está dirigido a niños de Educación Primaria.
"La Reina, sus Vasallos y Elena"
Erase que se era una reina y sus vasallos en un pueblo muy lejano. En
un invierno muy frío en el que la nieve cubría todas las montañas y
helaba todas las aguas. Por eso… no pudo acceder nadie a visitarlos
porque el acceso era muy complicado, ¿el problema? Ellos tampoco podían
salir para nada.
Solana, que es el pueblo en el que
la Reina Matilde vivía había siempre de todo. Ella vivía en una bonita
casa, con corral, bodega, granja y muy bonitas vistas. Era un lugar
maravilloso en el que la paz te inundaba nada más llegar.
El problema vendrá con este frío invierno, en que por la lejanía de
Solana y las capas y capas de nieve… el plácido lugar se volverá en el
escenario de una caprichosa reina.
En Solana vivía muy poca
gente, pero no sólo estaba la Reina Matilde, pero ella sí que muchas veces
creía que era la única persona a la que atender y más… en estas
circunstancias tan difíciles para todos los habitantes del pueblo. En
concreto en la casa de Matilde vivía la pequeña Elena, sobrina de la
reina que quedó al cuidado de su tía cuando su madre emigró por amor.
Matilde solía ser una reina bastante afable y correcta con sus
familiares y vasallos, pero todo esto era así cuando no había problemas.
En este invierno frío las calamidades están por venir, que tras perder
las cosechas, comenzarán las penurias.
La reina
Matilde empezó a ser irritante e irritable y utilizaba a sus vasallos
para que la sirviesen de una manera constante sin sentido. Empezó a
amargarse por ver cómo los animales empezaban a pasar hambre y el pueblo
estaba incomunicado, pedía cosas imposibles para cualquiera con lo que
consiguió que la gente de su entorno se amargase. Sus vasallos no la
soportaban, pero al fin y al cabo eran vasallos y no tenían
sentimientos, el mal trago fue para Elena, su sobrina que la adoraba.
Siempre hacemos más daño a quiénes más queremos y Elena se llevó la peor
parte por parte de su tía. Así que Elena decidió partir sin dar
señales de vida en busca de una salida a esta encerrona por nieve que se
ha convertido en una situación dolorosa.
Elena
comenzó con afán, preparó su macuto, con ropa de abrigo, comida que
encontró en casa y se lanzó a la aventura. Fue uno de los vasallos quién
vio como Elena se iba y decidió seguirla. Para Rafael, Elena era una
total desconocida y que le iba sorprendiendo durante el camino de su
aventura. La sobrina de Matilde era una chica valiente, tenaz y fuerte
que siempre había pasado desapercibida, quizás por la falta de afecto de
su madre.
Tras días por la montaña, pasando frío,
Elena sintió a alguien detrás de ella y le vio. Entablaron una
conversación y siguieron juntos la aventura. Quizás conseguir pasar
cosas difíciles juntos haga que esta amistad, sea algo de verdad y…
¿algo más?
Después de muchas conversaciones el
vasallo se dio cuenta de que no sólo por “querer escapar” Elena se
marchó de Solana, quería demostrar que la niña tímida y callada que
siempre estaba a la sombra de Matilde podía llevar de nuevo la calma a
su querido pueblo.
Este hecho hizo que Rafael viese
mucho más allá en la persona a la que acompañaba, que no sólo era
guapa, valiente y buena, si no que quería a los suyos y a su pueblo
empezando así, a sentir algo más que amistad. Algo en lo que Elena no
reparaba cuándo se fue, es que no había nada que buscar fuera de Solana
para devolver la felicidad, sino que había que ser felices con lo que se
tenía y enseñar a los demás a serlo. Caminando y caminando juntos,
Elena y Rafael vieron como echaban de menos Solana y a todos los que
estaban allí, incluso a Matilde y decidieron volver.
En el viaje de vuelta Elena comenzó a sentir por Rafael lo mismo que el
ya vio, y cada vez se acercaban más. A veces, las malas situaciones
hacen querer escapar y… cuando escapas te das cuenta de que la felicidad
la tenías a tu lado.
Llegaron juntos a Solana y
Matilde los recibió esplendorosa de alegría, su sobrina, a la que solía
ignorar llegó, la nieve desapareció y el buen tiempo acompañó. Rafael se
decidió y habló con la reina.
Matilde ya sabía
para que su, antes vasallo, acudía a ella, porque vio en los ojos de los
dos como había sentimientos y felicidad. Rafael pidió a Elena
matrimonio que Matilde aprobó y aprendieron a vivir cada invierno y cada
año valorando lo que tenían al lado.
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